domingo, 17 de marzo de 2019

PLAZA DE MINAYO

Fotografía de Luís Caldito Trejo 

La plaza de Minayo, tiene el nombre del personaje ilustre Manuel Pérez Minayo, que fue obispo de la ciudad entre 1755 y 1759, y le fué dedicada en su homenaje.


Ello se debía al impulso que había hecho para la construcción del hospicio Real de la Piedad, que después ocupó el Hospital Provincial de San Sebastián, y que hoy aparece en la plaza para visualización externa pero sin funcionalidad interna, al encontrarse pendiente de que la institución pública que tiene su propiedad, la Diputación Provincial, pueda darle un destino apropiado a su porte y ubicación.


La iglesia de San Juan Bautista es la única parte que hoy se conserva del convento de San Francisco, que a su vez dio nombre al paseo que en principio se usó como huerto de los religiosos, el cual ocupaba prácticamente toda la manzana. 


Fue desamortizado en 1835 y convertido en cuartel, en el cual se alojaron, entre otros, el regimiento Castilla 16, donde permaneció desde 1883 hasta su traslado al cuartel de Menacho en 1931. 
A partir de entonces tuvo otros usos hasta que fue demolido para la  construcción de viviendas. 

Sólo queda de ello la iglesia de San Juan Bautista, restaurada en la década de los años 70. 


También puede contemplar la fachada del Teatro López de Ayala, cuyo espacio escénico fue inaugurado en 1886 tras 20 años de obras. 


La guerra civil lo destruyó en 1936 y cuatro años más tarde comenzó su reconstrucción. 


En 1943 los arquitectos Luis Bonet y Martín Corral diseñaron la fachada actual. El Ayuntamiento decidió el 30 de octubre de 1886 bautizarlo en honor a Adelardo López de Ayala, el dramaturgo y académico de la lengua nacido en Guadalcanal, esta localidad que entonces formaba parte de Badajoz y no de la provincia Sevilla como en la actualidad.


La escultura más antigua de Badajoz está situada en esta plaza, y la cual representando una forma humana es la dedicada a José Moreno Nieto (nacido en Siruela (Badajoz) en 1825 y fallecido en Madrid en 1882), la cual tardó 15 años en estar terminada desde que nació la iniciativa en 1896, y es obra de Aniceto Marinas García y realizada en bronce.
Esta plaza ha tenido, no obstante, otros modestos invitados que forman parte de la memoria colectiva de la ciudad. 



Pues debe de haber quien recuerde aquellos urinarios subterráneos que estuvieron en servicio entre 1924 y 1980 y del suministrador de gasolina.



La clásica Cafetería La Marina, todavía permanece en la esquina del corredor peatonal que hoy forman el Paseo de San Francisco y la Plaza.



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Otras Imágenes de la Plaza de Minayo 
















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