miércoles, 6 de abril de 2022

CALLE SOR AGUSTINA

 

Esta calle que ostenta el nombre de Sor Agustina esa monja de las Hijas de la Caridad que desempeñó un sinfín de funciones de todo tipo con una dedicación plena a los enfermos del Hospital Provincial San Sebastian.
Es de un corto recorrido desde la calle Pedro de Valdivia hasta la calle Manuel Fernández Mejías, y está situada en un lateral del antiguo Hospital Provincial San Sebastián. Es peatonal y sólo dispone de locales de oficina y cafeterías en uno de sus laterales.

Varias imágenes de ella 
Antigua entrada a la Casa de Socorro
en el lateral del antiguo Hospital Provincial  






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CALLE SANTA ANA


Esta calle que ostenta el nombre de la madre de la Virgen María que fue Santa Ana, tiene esta denominación por estar en ella el Real Convento de Santa Ana, fue llamada anteriormente en tiempos de la segunda república Capitán Hernández, y después de la toma de la ciudad, de Queipo de Llano. Es de un corto recorrido que comprende desde la calle Duque de San Germán hasta la confluencia de las calles de Cardenal Carvajal, Meléndez Valdés, Santo Domingo y Santa Lucía. Como dato curioso en el nº 5 de la calle se encuentra un reloj de sol particularmente original. La originalidad de este reloj, es que se trata de un reloj de sol vertical a dos caras, pues se puede leer simultáneamente de una parte y otra de la fachada. La fachada en la que está ubicado el reloj es de orientación NW, vista hacia la calle. El plano del reloj es único, pero estando confeccionado en cristal matizado, ofreciendo una visión directa hacia el SE, solo visible desde la azotea de la vivienda, y una indirecta, por transparencia, hacia el NW, visible desde el acerado de la calle. Todo esto durante la mañana, por la tarde la visión se invierte y la lectura del tiempo solar se hace desde la calle, y por transparencia se lee desde la azotea indicada. 
En la fachada, entre los balcones de la 1ª planta, había una placa confeccionada en metacrilato (ya desaparecida) en la que se daban las coordenadas geográficas del lugar, la ecuación del tiempo y con una cierta intencionalidad didáctica se indicaba el modo de obtener la hora oficial a partir de la lectura de la hora solar. Fuente: No le digas a mi madre que estoy haciendo fotos. 
Cabe resaltar que en ella se encuentran el convento de Santa Ana y en la esquina el edificio que albergó la delegación de sindicatos, el consultorio médico 18 de Julio, la emisora Sindical Radio Badajoz, la sede del sindicato UGT, y más.....
Quiero recordar en ella que hubo una casa de alquiler de coches, también la Ferretería Santa Ana de Marcial Gómez en la esquina con Duque de San Germán..... 
Algunas imágenes de la calle 

Imagen de la calle en 1930 
publicada por Luis Palacios

Imagen de la calle  
publicada por Luis Palacios 

Fotografía de Alonso Cerro Álvarez 

Edificio de esquina de la calle

Fotografía de Julián González Rico

Fotografía de Leo García

Reloj de sol en la fachada del nº 5

Placa de las coordenadas del reloj de sol 

Fotografía de Quiny P Orellana 

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CALLE SANTA LUCIA

 


Esta calle es de las pocas que siempre ostentó el mismo nombre desde el siglo XVI. Bajo la República se le impuso el nombre de Capitán Galán, sustituido en 1936 por el de Teniente General Yagüe, que lo ostentó hasta julio de 1984 que se restituyó el secular de Santa Lucía, que es la patrona de la vista y mártir nacida en Siracusa (Sicilia), este nombre es debido al antiguo Convento de Santa Lucía que estuvo ubicado en la esquina de la calle con Cardenal Carvajal. Une la encrucijada que, formando un irregular remanso espacial, forma el cruce de Meléndez Valdés, Santo Domingo, Cardenal Carvajal y Santa Ana, donde se inicia con la Plaza de Reyes Católicos, en la que desemboca. Es angosta, con pequeños quiebros, presenta mayor elevación en el centro que en los extremos, por lo que forma ligera pendiente hacia ambos lados. De acuerdo con los nuevos usos, desde el último tercio del siglo XIX los nombres seculares de muchas calles fueron cambiados por los de figuras históricas modernas, y ese fue el momento de la gran injusticia. Ya que por lógica a esta calle se le debiera haber aplicado el de el hijo de Badajoz más relevante, quizá, de todos los tiempos, que es el de Manuel Godoy, nacido en ella. Más el encono político, que tantas y tantas tropelías llega a cometer, mantuvo su nombre el el ostracismo mientras ensalzaba a otros con menos méritos para tener una calle en nuestra ciudad. 
El convento de Santa Lucía que la generó y da nombre, se fundó a finales del siglo XV, y sus profesas pertenecían a las familias más distinguidas de Badajoz, pues la elevada dote que era preciso abonar para ingresar en él solo era asequible a las de gran fortuna. Debido a ello y a los importantes legados que recibía, dicho monasterio poseía numerosos bienes entre los que se contaban casas, viñas, huertas, tierras de labor, ganados, y demás. Así que casi todas casas que componían la manzana hasta Melchor de Évora eran de su propiedad. La desamortización general de 1835 incautó el convento y motivó su desaparición. 
El convento fue derribado a mediados del siglo XIX, construyéndose en su lugar un gran caserón de viviendas en el que se alojó, durante un breve tiempo, el cuartel de la Guardia Civil hasta su traslado a Santo Domingo, las oficinas de Correos y Telégrafos, un hostal, y desde 1938 hasta su traslado Radio Extremadura. 
El otro gran referente de la calle se sitúa en el extremo contrario, se trata de la casa donde Manuel Godoy, nacido en 1767 este edificio, aún existente, aunque muy reducido respecto a sus proporciones originales, presentaba la fachada principal (que es la única que parcialmente se conserva) a esta calle, una segunda a la plaza Reyes Católicos (entonces Campo de la Cruz), y las traseras a Melchor de Évora. Fue levantado por el abuelo paterno del Principe de la Paz, Luis Vicente Godoy, a poco de afincarse en Badajoz, procedente de Castuera, a principios del siglo XVIII, y en ella nació en 1731 su hijo y padre de Manuel Godoy, José Alfonso Godoy, quién quizás la amplió. La obra, gran casona de dos pisos con doblados, se erigió de nueva planta sobre uno de los solares ocasionados por los bombardeos que arrasaron Badajoz en 1705 durante la Guerra de Sucesión. En ella se alojó Carlos IV durante sus visitas a nuestra ciudad en 1796 y 1801, hecho que señalaban unas cadenas colgadas en su fachada. Vendida tras el derrocamiento de Godoy, la casa fue dividida y muy transformada, y por extraña coincidencia, en una de las viviendas resultantes, quizá hasta en la misma habitación que aquel, nació el 24 de marzo de 1829 Vicente Barrantes. Ambos nacimientos los recuerdan sendas lápidas en la fachada de la casa. También conserva la casa el escudo de la familia Godoy colocado por su abuelo. 
Aunque esta calle fue sobre todo residencial, también acogió lugares y locales comerciales. Entre los del siglo XX cabe recordar a: la casa de Jerónimo Padrón donde se tenían lugar los mejores bailes de carnaval, la casa del pintor José Rebollo, la farmacia de Alarcón del Viejo, las alpargaterías de Ramón Chaviano y la de Francisco Vila, Radio Extremadura, el taller de reparaciones eléctricas Solís, el almacén de coloniales, cereales, sacos envases de Vda. de Antonio Navarro, los ultramarinos de Manuel Alfaro, el centro asistencial Auxilio Social, el estanco nº 3, Electrodomésticos Fuentes, las droguerías el Correo de Rafael Moreno, y la de Fermín Mendicote, la barbería de Jacinto Casco, la hojalatería Acosta, la talabartería de Manuel Cisneros, el taller de escultura de Ramón Cardenal, más tarde reformado sería Casa Artes de Flores y Benítez. Más tarde también existieron en ella, el primer almacén de La Giralda,  un almacén de carpintería, la academia de Santisteban, una cestería, una dulcería, un bazar, una gestoría, la droguería Antúnez, el Conservatorio de la Orquesta Española, una farmacia, la zapatería La Salmantina, el bar de Antonio, el despacho de José Alba, el bar El Anzuelo de Oro, la oficina de representaciones de Pablo Sánchez Ibáñez, las oficinas de Estadísticas, la casa de toldos Alazán, los ultramarinos Esperanza, una capilla de la Iglesia Evangélica, la sala de exposición Tú eres Arte, y otros....
 Varias imágenes de la calle 

Fotografía de Leo García

Casa de Pepe Alba
Fotografía de Alonso Cerro Álvarez

Fotografía de Alonso Cerro Álvarez

Fotografía de Juan José Benítez Becerra

Marcelino García y Catalina García
en su trabajo de aquella zapatería de La Salmantina
Fotografía cedida por su hijo Pedro García García

Fotografía del Diario Hoy
 
Fotografía del Diario Hoy

Esquina con Santo Domingo
Fotografía de Max Max Max

Casa donde nacieron Manuel Godoy y Vicente Barrantes 
Fotografía de José Rabanal Santander

Claustro del antiguo Convento de Santa Lucía
Fotografía del Diario Hoy

Fotografía de Eduardo López Mejías

Fotografía de Eduardo López Mejías

Fotografía de Félix Guerra y Moni Guerrero

Fotografía de Félix Guerra y Moni Guerrero

Fotografía de Max Max Max

Fotografía de Max Max Max

Casa del indiano Jerónimo Padrón
Fotografía de Maribel Chaves Díaz

Placa existente en la casa que nació Vicente Barrantes 

Placa existente en la casa que nació Manuel Godoy 

Fotografía de Quiny P Orellana

Fotografía de Félix Guerra y Moni Guerrero

Fotografía de Félix Guerra y Moni Guerrero

Fotografía de Alonso Cerro Álvarez

Fotografía de Antonio Manzano Marchirant

Fotografía de Vicente Novillo

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CALLE SAN SISENANDO


Esta calle que ostenta el nombre de San Sisenando, ese diácono y mártir nacido en el pueblo portugués de Beja, fue llamada anteriormente calle Pulgosa y también Calleja del Silencio, y durante la república se le puso Narciso Vázquez Lemus, para volver a ser San Sisenando en 1936. En su configuración histórica, hasta la radical transformación experimentada en su zona inicial, nacía en Zurbarán, frente a las traseras del Hospital Provincial San Sebastián, concluyendo en el cruce con Madre de Dios. Es angosta, llana y no recta por completo, sino formando una ligera curvatura hacia la izquierda. El cruce con Ramón Albarrán, Arco Agüero, Cristóbal Oudrid y Madre de Dios la dividen en cuatro tramos. Hoy día sigue arrancando de Zurbarán, pero no de las traseras del hospital, sino de la amplia plaza de San Atón que desde 1994 se le abre delante. 
Referente fundamental de la calle, situado en su primer tramo, conocido por su dinámica actividad y relación con la ciudad, fue el Gimnasio, institución fundada en 1868 por el gimnasta francés M. Daniel que hasta 1936 resultó consustancial con el panorama deportivo y cultural de Badajoz. Anteriormente había estado instalado en la calle San Blas, luego en la plaza de toros, más tarde en la calle Muñoz Torrero y en el salón Royalti de la calle Chapín, a finales del siglo XIX se trasladó a un local del primer tramo de San Sisenando, luego anejado al colegio Santo Angel. Más tarde fue dirigido por Luciano Sampérez y su hijo Armengol, que tuvo como ayudantes a Alvaro Romero Marcos, al célebre Capitán Manuel Almansa, que fue entrenador del Club de fútbol Sporting, y al médico Narciso Vázquez Lemus. Pilar Sampérez, hija y hermana de los directores, la popular matrona, colaboró con el gimnasio como trapecista y monitora. 
En sendos corralones en la esquina con Zurbarán se situaron dos de los cuatro últimos lagares de Badajoz, activos hasta mediados del siglo XX. Los de Casimiro Lopo, en los números 1 y 3, al que seguía el Gimnasio en el 5 y 7, y enfrente, en el número 2, el de José María Albarrán. 
Entre los escasos locales comerciales históricos documentados en la calle cabe citar la lonja de Manuel Martín, la pescadería de Práxedes Blanco y la taberna de Ramón Oller. 
Más tarde fueron apareciendo algunos lugares, comercios y talleres que fueron asentándose en ella ya deparecidos como: Esos lagares donde estaban muchos talleres de diferentes oficios, como la herrería de Pinto, el taller de torno de Vicente Hidalgo, también ahí en el primer piso se empezaron a impartir las clases del Colegio Jesús Obrero, la academia de idiomas de Madamen Brun, las oficinas de Construcciones Caro, un garaje público de los Hermanos Caro, los electrodomésticos Hostelsa, el taller de las motos Bultaco y Ducati de Manolo Bermejo, el taller de Niquelados Placoni, el bar Inerzia, una tapicería, una ferretería, el taller de amortiguadores de Pablo Lucas, la taberna de Galo, la carbonería de Federico Cordero, la churrería de Lancharro, la tienda de Pepe, una casa que vendían chuches, un ultramarinos donde también vendían aceite a granel o petróleo de Vicente Ramos, y otros....

Mi agradecimiento a Alonso Cerro Álvarez, Juan José Benítez Becerra y Oscar Cora Bimdio por algunas de las fotografías aquí expuestas. Así como esas personas que con sus comentarios de las fotografías, han hecho posible poder incluir aquí el nombre de los negocios que existieron. Gracias a todos.

Imágenes de los lagares con los
alumnos del Colegio Jesús Obrero  

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Otras imágenes de lugares de la calle 


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