La Ermita de Pajaritos se trata de una modesta construcción de reducidas proporciones y sencilla arquitectura, pero de muy significadas connotaciones para la ciudad de Badajoz.
Está situada en las inmediaciones de la Rotonda de los Tres Poetas, cerca del Puente de la Autonomía, y junto a ella está el torreón que aloja la Ermita que lleva el mismo nombre.
La edificación se concreta como edículo de planta cuadrada, con cubierta de teja árabe de cuatro aguas, y puerta de severo diseño sobre cuatro escalones, carente de todo elemento formal de intención decorativa.
De origen posiblemente musulmán, su presencia fue respetada por las sucesivas remodelaciones de los sistemas fortificados en ese ámbito.
La ermita se sitúa cerca de las que fueran puertas Nueva, de Carros o Yelbes, y de Pelambres, de la Muralla Vaubán, en el lugar conocido como "el Monturio", frente al río Guadiana, en la desembocadura de las calles Morales y San Atón.
En la capilla dispuesta en el segundo piso con ocasión de las reformas realizadas en el siglo XVI, estuvo colocado uno de los cuadros más tempranos de Luis de Morales: "La Virgen del Pajarito", circunstancia de la que deriva su denominación.
Dicho cuadro lo pintó en el año 1546, que según se cuenta estuvo durante años colgado en las paredes de la ermita de Pajaritos.
La obra está cargada de misticismo, pues son dos las leyendas que giran a su alrededor.
La primera dice que el cuadro recibe ese nombre porque cada mañana un pájaro limpiaba el polvo de la obra con sus alas.
La obra está cargada de misticismo, pues son dos las leyendas que giran a su alrededor.
La primera dice que el cuadro recibe ese nombre porque cada mañana un pájaro limpiaba el polvo de la obra con sus alas.
La segunda cuenta que la Ermita fue el último taller de Luis de Morales, razón por la que la obra colgó durante años de sus paredes.
Leyendas sin otro valor que la antigüedad, sitúan en esta ermita el taller del mencionado pintor pacense, e incluso su propia morada, y la anécdota del encuentro del artista con el rey Felipe II, en cuya ocasión, éste concedió a Morales, ya viejo y pobre, una pensión de doscientos ducados.
Se dice que el pintor colocó allí el cuadro en uno de los momentos de mayor pobreza de su vida, también se cuenta que en la ermita fue donde recibió al rey Felipe II y que le pidió ayuda para mantenerse en sus últimos años.
El monarca le respondió que recibiría una renta para poder comer, a lo que Luis de Morales le contestó, "¿y para cenar?". Finalmente el rey accedió a la propuesta del pintor y le concedió sus peticiones.
El monarca le respondió que recibiría una renta para poder comer, a lo que Luis de Morales le contestó, "¿y para cenar?". Finalmente el rey accedió a la propuesta del pintor y le concedió sus peticiones.
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