El Conde de la Torre del Fresno Francisco Fernández Marquesta se convirtió en el primer "mecenas" de la orden blanquinegra.
Además de entregar en usufructo los terrenos para el campo, concedió al club un préstamo de mil pesetas a devolver en un año, transcurrido ese plazo lo dio por cancelado ante la falta de ingresos del Sport, para acometer las necesidades más inmediatas como levantar una caseta de vestuarios, (que aún conserva en sus columnas el año de su construcción), y el vallado del campo en 1917.
Primero se cercó el recinto con alambre de espinos, material donado por Eduardo Ayala, por entonces presidente del Tiro de Pichón de Badajoz, y posteriormente con la creación de la Federación Extremeña de Fútbol se procedió a su cerramiento acorde con las necesidades reglamentarias requeridas para celebrar partidos con equipos federados de provincias cercanas.
De esta manera, gracias a una carta escrita por los directivos y hermanos Gamero, Antonio y Eladio, en la que planteaban a Fernández Marquesta esta problemática, el Conde accedió a construir vestuarios, accesos al campo y bancadas alrededor del terreno de juego.
El 13 de mayo de 1909, El Vivero acogió el primer partido serio del Sport Club Badajoz, según rescata el eterno y entrañable Pepe Espinosa de su memoria y archivo personal.
Ese día, el Club Internacional de Lisboa protagonizó el primer lleno del Vivero tras vencer al equipo anfitrión 0-2. Anteriormente, se jugaba en Los Glacis o en La Cañada.
El Vivero fue patrimonio del club hasta que en 1983 pasó a ser propiedad del Ayuntamiento en una gestión llevada a cabo por el alcalde Manuel Rojas y Berna Calle, presidente del Badajoz, para sacar al club de su asfixia económica.
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Video de Fernando Alcántara Grande
El adiós a un centenario
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