Bienvenidos a la ciudad de Badajoz : CALLE VIRGEN DE LA SOLEDAD

Esta calle aparece ocasionalmente en diversos momentos con los nombres de Vasco Pérez, Pedro García Rico y Contaduría Nueva, pero como histórico antiguo solo se le conoce el nombre del quien fuera canónico de la catedral López de Hoces, que ostentó hasta que a finales del siglo XVIII pasa a ser llamada de la Soledad, entre los años 1905 y 1960 tuvo el de Echegaray, y desde entonces Virgen de la Soledad.

Se trata de una de las calles principales del Badajoz intramuros, une el final de la calle San Juan con la plazuela de la Soledad, desembocando frente a su ermita. Es angosta, de mediana extensión, en cuesta descendente, y en su inicio forma un ligero quiebro, que en el pasado fue mucho más pronunciado. Cerca de su inicio con San Juan le sale a la derecha Montesino, y un poco más abajo la cruza Felipe Checa. Es una de las más antiguas en gozar de empedrado, y desde antiguo fue de uso peatonal, pues sus múltiples locales comerciales atraían una numerosa concurrencia que dificultaba el paso de las caballerías y carruajes, por lo que desde el siglo XIX se les prohibió circular por ella.

Entre sus establecimientos más remotos destacaban las posadas destinadas a las clases distinguidas, antecedentes de los posteriores hoteles, como las renombradas de Vicente Molina, Caballo Blanco o de los Caballeros. Y en otros tramos la Real Fábrica de sombreros finos de Antonio Sent y Pedro Carbonell, la oficina de la Real Renta de Tabacos, o la fábrica de fideos de Pablo Carrillo, todos activos desde la Guerra de la Independencia.

A finales del siglo XIX la librería y taller de encuadernación de Pedro González Neria, la Tienda de Lienzos del Reino de Sebastián Marraco, el bazar de ropa confeccionada La Primitiva Sevillana de Elías Marqués, y el Almacén de Música del organista de la catedral Antonio Lledó.

Con el paso del tiempo la calle acrecentó su carácter comercial, instalándose en ella los negocios de mayor prestigio, sobre todo tejidos y confecciones, zapaterías y similares, pues los de otros ramos se fueron retirando hasta dejarles casi la exclusiva. En su etapa más floreciente el medio siglo que va desde 1925 a 1975 los locales comerciales ocuparon todos los edificios.

También los bares El Gallo, el Hermanito, o el Madrid, las barberias de Gordillo, la de Mejías, la de Menéndez, o la de Castro, la peluquería Marichel, la paquetería La Verdad, el bazar Oliva, la cestería de Enrique Carreres, las cordelerías de José Pérez y la de Rufete, las zapaterías de La Bota de Oro, la Oliva, las de Alonso, la de Justo García, y Martínez Ordóñez, las de muebles de Ramón Salas y Romo, las sombrererías de Baldomero García y Manuel Benito, el estudio fotográfico de Emilio Vidarte, la joyería Lara Molina, las de tejidos de los Murga y Falero, las de modas de Domingo Poves, la de Salambo, la primera tienda de Galerías Preciados, la de Paco Díaz, la de Castromil, la de Palomares, la de Mabelen y la de Valverde, las de electrodomésticos como General Eléctrica Extremeña, Casa Rojas, Manuel Colino, Modesto García, Exposición Solís y Butano Teófilo, las mercerías y lencerías de García Tinoco, la de Baisón, la de Juan Pedro y la de Yiyi, la pastelería La Argentina de los hermanos Nicolás y después de José Pedrero, las ferreterías La Lima, y la de Eladio Rodríguez más tarde de su hijo Francisco y hoy día de su nieta Fátima, las farmacias de Magdalena Fernández de Cerda y la de Liso, una sucursal del Banco Hispano Americano, la galería de arte Artex, la administración de loterias la Nº2 de Dña. Marina Suárez-Somonte, los Almacenes Cerrato, la tintorería Madrileña, las Sederías Boston, la droguería Macedo, los bazares de Oliva, La Columna, y La Casa Portuguesa, la de instrumentos musicales El Real Musical, un estanco, en las esquinas con San Juan los Almacenes la Paloma y el Almacenes San Juan, y un poquito más abajo aquel restaurante que durante mucho tiempo fue uno de los referentes sociológicos más conocido y que requiere mención especial, es el El Sótano, fundado a principios del siglo XX por José Doncel Sajara, más tarde de la familia Vaca y hoy ocupado por la Escuela de Restauración de Badajoz.