miércoles, 29 de abril de 2020

AQUELLAS PAPELERÍAS DE ANTES


Entre las librerías y papelerías más afamadas de Badajoz en el siglo XX, algunas con raíces en el XIX, cabe citar, como más antiguas, La Alianza, La Milagrosa, La Económica, Collazo o la Minerva Extremeña, en la plaza de España, Doncel y Arqueros en De Gabriel y luego Hernán Cortés, Lemus en Francisco Pizarro, Hernández en Arias Montano, Caramazana en Joaquín Sama, Durán y La Madrileña en Meléndez Valdés, o Barrena en Doctor Lobato. 
Y no mucho más tardías: Mangas en Arias Montano, De Miguel, Ibérica y Pineda en Meléndez Valdés, Clásica, de Cortes en San Blas, Zapata y casi aneja a ella, especializada en material artístico Suero en Calatrava, Navarro en San Juan. 
En ellas era fácil adquirir, además de libros, material escolar, de escritorio, oficina, escritura, dibujo, rotulación; compases y bigoteras, tiralíneas, aerógrafos, plumillas, tinta china, reglas, plantillas, lápices, carboncillos, difuminos, y colores de todas la modalidades.
Luis, Alfonso, Carlos y Gabriel Doncel jr, Rafael y Lorenzo, María y Moni Suero, Pedro, Guillermo y Serafín, Fernando, Raimundo y Pineda, Justi, Petri Mangas, José Pérez Pinto y tantos otros mancebos de las letras, que desde el mostrador de la papelería dejaron su nombre unido al mundo del cálamo y el papiro, con mención especial al entrañable Pablo Pérez Lozano, que a sus muchos años continúa reparando plumas estilográficas, son nombres merecedores de recuerdo en ese panorama.
Desaparecidos esos locales familiares, la mastodóntica impersonalidad de las grandes superficies no ha mejorado su oferta en este ramo, cuyo tradición mantienen hoy Colón, Universitas, Zurbarán, Martínez, Padre Rafael, Paule, Artifes, Cien Cañones, Topaz, o Asterix. 
Las jóvenes López Hernández, Muñoz Vivas o Mónica, y las más especializadas en el campo artístico, Suero, Biblio-Art o Artex.

Fuente: Diario Hoy 








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