Este inmueble situado en la calle Porrina de Badajoz es uno de los mayores edificios civiles construidos por un particular en el Badajoz del siglo XVIII, el cual no destaca por su mérito artístico pero los usos que ha tenido entre los siglos XVIII y XXI constituyen una síntesis de la historia de nuestra ciudad de Badajoz. El edificio parece ser según los historiadores Carmen Araya y Fernando Rubio, en su libro Guía artística de la ciudad de Badajoz, datan su construcción en el año 1795, aunque el también historiador Julián García Blanco estima que el primigenio inmueble fue levantado ya a finales del siglo XVII por la familia Rocha Calderón habitándose apenas veinte años y quedando vacío, siendo cedido para hospicio.
Es en 1803 cuando el Ayuntamiento de Badajoz, conocedor de que Manuel Godoy, su hijo más ilustre, buscaba vivienda en la ciudad tras sus éxitos en la Guerra de las Naranjas, se lo cedió, pasando a denominarse Palacio de Godoy.
Con la caída de Manuel Godoy, el palacio pasó a la Corona, si bien, fue devuelto a sus descendientes.
Sin embargo, pese a llamarlo palacio, apenas se ha empleado como residencia y tampoco llegó a ser un hogar habitual para el Príncipe de la Paz.
Finalmente, el Ayuntamiento compró el palacio y lo acondicionó para ubicar en él la cárcel, y una vez que, en 1958, el presidio se trasladó a la nueva prisión de Pardaleras, el Palacio de Godoy tuvo distintos usos educativos, como Escuela de Comercio, y ya en época más moderna, se convirtió en la Facultad de Empresariales de la Universidad de Extremadura, hasta su traslado al campus.
Hoy alberga la Escuela de Artes y Oficios y la Escuela de Idiomas.
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