martes, 31 de julio de 2018

CONVENTO DE SAN JOSÉ (ADORATRICES)


El Convento de San José (Adoratrices), se levanta en la Plaza de San José, situada junto a la Alcazaba Árabe, ahí se construyó la antigua Ermita de San José, que dio su nombre al lugar, la gran importancia de este santo en Badajoz viene determinada por haber sido durante siglos el "Patrón" de la ciudad al conmemorarse en su onomástica la conquista de Badajoz por Alfonso IX de León, acaecida el 19 de marzo de 1230. 
Se trata de un edificio neogótico situado, cuya singularidad se acrecienta por ser prácticamente un testigo único de este estilo arquitectónico en la comunidad extremeña.
El templo posee un complicado emplazamiento ocupando una estrecha franja de espacio entre la citada plaza de San José, la Alcazaba Árabe y las calles San Atón y Suárez de Figueroa, lo que unido a la pendiente del terreno y su grandiosa fisonomía siempre me ha hecho evocar la figura de un gran barco que se hubiera quedado varado antes de llegar a la Plaza Alta.
El edificio comenzó a construirse en 1917 sobre los restos de la primitiva Ermita de San José, derribándose entonces varias casas que tenía adosadas y restaurándose la pequeña iglesia como capilla del convento. 
La primitiva ermita fue erigida en el siglo XIII bajo esta advocación al haber sido conquistada la ciudad a los musulmanes por el rey Alfonso IX de León el día de San José de 1230.
De especial importancia durante el siglo XVI fue la cofradía fundada por los carpinteros y entalladores de la ciudad en este lugar, con figuras tan destacadas como los maestros Hans de Bruselas y Jerónimo de Valencia autores de la sillería del coro de la Catedral que dotaron al templo de un gran patrimonio artístico. 
A principios del XIX, durante la Guerra de la Independencia, la ermita fue bombardeada y saqueada, lo que sumió al edificio en un estado de progresivo deterioro que culminaría con la sustitución del templo por el actual convento.
El proyecto lo firmó el ingeniero Francisco Franco Pineda, quien por estos años realizó numerosas obras en la ciudad junto a su colaborador habitual, el maestro de obras Adel Pinna Casas
Franco Pineda conocido como "Curro" Franco, nació en Sevilla en 1880 y fue comandante de ingenieros, arquitecto militar y gerente de la empresa Pax Paper de Badajoz.
Curro Franco escogió para el Convento de San José el neogótico, un estilo surgido en Inglaterra a finales del siglo XVIII que pretendía recuperar las formas arquitectónicas del gótico medieval y que alcanzó su máximo esplendor en Europa durante el XIX.
La iglesia del convento presenta una pequeña y sencilla fachada principal que se abre a la plaza de San José compuesta por una portada con arco ojival en la que se sitúa un relieve del escultor Julio Clivilles representando al santo con el niño Jesús y dos ángeles. 
Sobre ella se encuentra un bello rosetón y rematando y enfatizando la parte central una espadaña que acoge las campanas y una crestería típicamente gótica que recorría primitivamente todo el edificio. La iglesia se cubre interiormente con bóveda de medio cañón y cúpula de medio punto, imitándose mediante molduras las bóvedas de crucería góticas.
En el exterior el conjunto era originalmente de gran presencia y monumentalidad, no encontrándose otra iglesia en toda la ciudad de Badajoz con tal profusión de elementos decorativos con arcos de numerosas formas, bajorrelieves, pináculos en sus fachadas. Curiosamente, el convento de San José también fue uno de los primeros edificios de Badajoz en que se empleó el cemento armado.
Desgraciadamente, el convento ha estado sumido durante décadas en un gran abandono por parte de las administraciones, habiéndose perdido buena parte de las cresterías, gárgolas y elementos originales. Las Adoratrices, incapaces de acometer por sí mismas la financiación de una obra integral de rehabilitación, han recurrido a la prensa para pedir ayuda en varias ocasiones durante la última década.
Tras importantes desprendimientos en marzo de 2006, una de sus peticiones desembocó en la concesión en 2007 de una partida de 120.000 euros por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura para restaurar únicamente las tres fachadas de la iglesia dejando el resto de las dependencias conventuales para futuras fases. 
El proyecto de rehabilitación lo firmó el arquitecto Jaime Olivera y fue ejecutado por la empresa Construcciones Olivenza, centrándose en el enlucido, cresterías y huecos originales para que el templo recobrase su aspecto primitivo.
La obra, terminada en julio de 2009, recuperó felizmente el revoco de cal a la martillina de la fachada y las cresterías que remataban el edificio, gracias a moldes con los que se copiaron los adornos que aún se conservaban completos. Desde entonces han pasado cinco años en los que no se ha vuelto a actuar en el edificio, presentando el resto de fachadas del convento un aspecto deplorable y ofreciendo una imagen pésima al visitante que se acerca a la Alcazaba y su entorno.
Existe un diario detallado del día a día de la congregación, llamado "La Crónica" y escrito por las hermanas desde el día de su llegada a Badajoz hasta el día de su marcha.
El libro "Historia de las Adoratrices en Badajoz. 1919-2015. Sembrando", escrito por Vicente García Estop y Juana María Calderón Mateos, recoge momentos difíciles como los narrados en "La Crónica" describiendo la entrada de los milicianos en el convento el 2 de agosto de 1936, obligando a las monjas a abandonar el mismo y saqueándolo a continuación. Es muy recomendrable leerlo.


Algunas imágenes de su interior y exterior















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