El Puente de Cantillana o de Gévora, fue construido para subir al norte desde Badajoz no solo había que salvar el Guadiana por el puente de Palmas, se necesitaba una plataforma que permitiera cruzar el río Gévora. El Ayuntamiento entonces decidió encargar la construcción de un puente que financió con las bellotas de las dehesas municipales, y fue Gaspar Méndes, el mismo ingeniero que levantó algunos de los monumentos más importantes de la ciudad, firmó esta obra que se construyó entre los años 1531 y 1535, que si bien mejoró las comunicaciones de la ciudad, fue también un punto estratégico para que portugueses y franceses la atacaran.
Este puente era la vía de comunicación y comercio con Cáceres, Mérida y la Meseta Central, la importancia que la ciudad atribuyó a esta obra, queda reflejada desde el mismo instante de su construcción. Su historia refleja la agitada vida a la que se enfrentó también la ciudad, su voladura en la guerra con Portugal en 1658, la guerra de Sucesión, su destrucción en la guerra de Independencia y las bruscas riadas que la dañaron varias veces a lo largo de su historia. Prueba de su importancia para toda la zona es que en 1683 la ciudad de Elvas, pese a que el puente fue volado poco antes por los portugueses en la Guerra de Restauración, solicitó al Concejo de Badajoz su reparación, por su gran utilidad para el comercio de gentes y mercancías.
En 1700 fue reedificado casi por completo, de nuevo con las bellotas de la dehesa, y hasta 1845, en que lo reconstruyó por última vez el ingeniero Valentín Falcato, fue objeto de otras muchas reparaciones por parte de la ciudad de Badajoz.
Se trata de una construcción de ladrillo y piedra, situado a cinco kilómetros de Badajoz en el camino viejo a Cáceres y San Vicente de Alcántara. Fue realizado con dos vertientes, con la mayor elevación en el centro, cuenta con pretiles de algo más de un metro y a ambos lados dispone de estribos y tajamares de diferentes estructuras y materiales, aunque predominan los de piedra, con planta triangular y remate escalonado.
Es de doscientos veinte metros de largo y con diecisiete ojos, diez metros de altura, y una calzada en forma de loma de algo más de dos metros de largo y cuatro de ancho, sus pilares están hechos por los mismos canteros que trabajaron en el edificio de La Galera. es una obra de ingeniería para salvar el curso del río Gévora, cerca de la ciudad de Badajoz, en el antiguo camino de Cáceres, y fue paso usado hasta principio de los años 1980, aunque en la actualidad se encuentra en un pésimo estado de conservación.
El puente disponía de dos lápidas de piedra alusivas a su construcción, colocadas en la parte central del puente. Una de estas desapareció en algún momento de la historia del puente, la lápida restante fue trasladada al Museo Arqueológico Provincial en 1992, a petición de su director Guillermo Kurtz.
Datos recogidos de Amigos de Badajoz y del Diario Hoy.
Varias imágenes del Puente
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