Bienvenidos a la ciudad de Badajoz : CALLE SAN ATON

Esta calle que nace en la Plaza de San José y termina en la Ermita de Pajaritos a las faldas de la Alcazaba, es una de esas calles con más sabor de nuestro casco histórico, en 1511 es llamada como "calle de San José", nombre como se la cita en 1785. Entre ambas fechas aparece, a veces con poca diferencia de tiempo, como "del Río", de "San José que va al río", "Que va de San José al río", de "La Puerta del Río, "Que baja de San José para la Puerta del Río", "Alta del Río", "Alta de San José" y desde 1838 "Alta", nombre que conserva hasta que en 1860 se fija definitivamente el oficial de San Atón, que desde entonces conserva. Los tres referentes que justifican sus nombres dominantes son: la ermita de San José, de la que arranca, el río Guadiana, al que se dirige pese a la gran pendiente que debe salvar.

Su nombre actual de San Atón, hace honor a un personaje tenido por hijo de Badajoz, aunque su nacimiento en el año 1100, en nuestra ciudad no está reconocido, pero existen varias fuentes aseguran que nació en el nº 44 de esta calle, ese personaje histórico santificado que fue canónico de nuestra Catedral, así como obispo de Badajoz y de la ciudad italiana de Pistoya, y tiene su inicio en la plaza de San José y acaba en la Ermita de Pajaritos a las faldas de nuestra Alcazaba.

Es de una extensión mediana y bastante más estrecha en el inicio que al final, ya que a la mitad se ensancha notablemente para desembocar en su confluencia co la calle Morales y la de Suárez de Figueroa formando un amplio remanso frente a la Ermita de Pajaritos.

En la primera casa junto al convento de las Adoratrices, existió una lápida señalando que que allí nació San Atón, y existió una leyenda en la cual su madre lo mandó un día a comprar hilo diciéndole: "Y si lo encuentras, aquí no vuelvas hasta que seas obispo". Él llegó a serlo, pero no regresó a su supuesta casa.

Tradicionalmente esta calle estuvo compuesta por pequeñas edificaciones dedicadas a viviendas, algunas con los bajos dedicados a talleres artesanos, entre las que también surgían otras de mayor entidad, como las utilizadas en el siglo XVII como cuartel de caballería durante la guerra con Portugal. Los moradores que estuvieron en esta calle eran hortelanos, artesanos, obreros y otros de tipo modesto, aunque también constan como vecinos: escribanos, regidores, maestros y otros personajes de mayor categoría, como el sastre el Sr. Megías, la venta de melones y sandías de la Sra. Justa, entre otros...

Documentos del siglo XVI informan que muchas casas de esta calle no eran propiedad de sus moradores sino, como resultaba habitual en el pasado, estaban ocupadas en régimen de alquiler, aunque algunas de ellas pertenecían a particulares, sobre todo a clérigos, la mayoría formaban parte del patrimonio de los conventos y cofradías, que las acumulaban por legados y donaciones. Las rentas eran muy modestas y solían pagarse anualmente en determinadas fechas señaladas, como San Juan, San Miguel o Navidad. Según fuentes del siglo XIX permiten constatar que en esa época gran parte de las nodrizas de Badajoz habitaban en la calle, tales como Baltasara de los Reyes, vecina que fue de la calle Alta en el nº 28, que en 1836 ofrecía sus servicios anunciándose como "primeriza, con leche fresca y abundante, y personas que la abonen".

Posee una pendiente pronunciada y hasta hace poco tiempo, era una calle empedrada y tenía unos suaves y amplios peldaños en su calzada, los cuales la hacían descender en forma de escalera, al perder aquel piso de escalones, le han quitado su encanto tan romántico que poseía la calle.