Esta calle en los tiempos más remotos tuvo los nombres de Hernán Pérez, callejón de Montero, de los Frailes, y del Peso Gordo, y posteriormente los más arraigados de Contreras, de la Cuerna, y Magdalena. Durante un corto periodo de finales del siglo XIX se le aplicó oficialmente el de Espronceda, cambiado enseguida por el que hoy conserva, el nombre del ilustre cronista, poeta, bibliófilo, escritor, y político nacido en nuestra ciudad en la calle Santa Lucía que fué Vicente Barrantes tiene su inicio en la Plaza de España y su final en la calle Francisco Pizarro.
Su nombre de Callejón de Montero aludía a su condición de vía trasera de servicio vinculada principalmente a la de ese nombre, hoy Meléndez Valdés. Los de Peso Gordo, de los Frailes y Hernán Pérez, se desconoce las razones que pudieran justificarlos. A mediados de siglo XVIII aparece como Contreras, correspondiente a un personaje de tal nombre del que se ignoran otros datos. También en el siglo XVIII es consignada ya como de la Cuerna, denotativo referente al gran quiebro que presentaba, y que la distinguió hasta que en 1860, se le aplicó el de Magdalena, con el que a nivel popular se la conocía también, por salir frente a la puerta de la catedral de este mismo nombre. Y en el año 1900, para honrar con toda justicia la memoria de tan ilustre hijo de la ciudad, el de Magdalena fue sustituido por el actual de Vicente Barrantes.
Esta calle en otra época presentaba en su tramo inferior un trazado en "Z" (por ello fue llamada de la Cuerna), trazado que actualmente ha desaparecido, en ella nacieron y habitaron algunos personajes de Badajoz, tales como el escritor Arturo Barea Ogazón, el pintor Leopoldo Gragera Castillo, y el diseñador de jardines y también pintor Antonio Juez Nieto.
En otros tiempos existieron en ella una serie de referentes ciudadanos tan significativos como el Bazar de París en la esquina con la plaza de España, más tarde sería El Águila, la taberna La Mandanga, de Federico Carrasco, donde luego se abrió la guarnicionería El Caballo, conocida en todo Badajoz por el dicho popular "tienes más callos que La Mandanga", en alusión a esos exquisitos que preparaba, los restaurantes, tabernas y bares como el Córdoba, la bodega de Antonio Lledó, luego sería el Pardo, de Rafael Caldito, y más tarde el Nuevo Bar, la Peña Flamenca, los Gabrieles, el Jamaco, las Lanzas, el Fátima, los muebles Saez de Santamaría, la Casa de Socorro, más tarde la Jefatura de la Policía Municipal, la hospedería de Francisco Palma, el hotel Dos Naciones, la sastrería de Juan Vila, la carnicería de Ramos, una óptica, la ortopedia de Moreno Mezquita, una carbonería, una frutería, la droguería de la familia Herrera, seguros La Alianza Médica Extremeña, el almacén de los Almacenes Los Angeles, la primera delegación de las Apuestas Mutuas Deportivas Benéficas que regentaba el Sr. Reina, la consulta del Dr. Vilella, una peluquería de señoras, la imprenta La Económica, de Vicente Rodriguez, el bazar de Juan Sevilla, haciendo esquina con Francisco Pizarro, la oficina de recaudación ejecutiva del Ayuntamiento, regentada por Antonio Martínez Pirón, la Gestoría Simón, y otros....
El Bazar de París en la esquina
con la Plaza de España
La plantilla al completo en pleno funcionanmiento
de aquel mítico Restaurante Los Gabrieles
Fotografía de Nieves Pelaez Solís
Funcionarios en interior de la Jefatura de la Policía Municipal
Fotografía proporcionada por Ildefonso Ceballos Romero
regentaron la Peña Flamenca que hubo en la calle
Un tramo de la calle en la actualidad
Un tramo de la calle en la actualidad
Imagen de la antigua Guarnicionería El Caballo
Fotografía de Felix Guerra y Moni Guerrero
Fachada del Restaurante El Potro
Cruce con la calle Felipe Checa
Fachada del Café Bar El Otro
Iluminación navideña de la calle
La casa de la izquierda es donde nació Arturo Barea
Un tramo de la calle desde su parte baja
Un tramo de la calle en la actualidad
Un tramo de la calle en la actualidad
Un tramo de la calle en la actualidad
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