La historia del baile flamenco se remonta al siglo XVIII, con el auge de la música flamenca, existen referencias que indican que, en sus inicios, no tenía acompañamiento musical y se identificaba con un tipo de flamenco más puro, denominado “cantes a palo seco” o “cantes primitivos”, son las tonás, martinetes o las saetas.
Cuando el flamenco salió de las casas para pasar a los patios y tabernas, empezó a tener público y, con él, vino la música, entonces las primeras juergas flamencas eran espectáculos que solo unos pocos podían disfrutar, hasta que llegaron los cafés cantantes y el baile flamenco pudo ser disfrutado de forma masiva.
Combinado con la música, vinieron los trajes de flamenca, y el baile llegó a su esplendor, y su evolución siguió su curso y aunque cada artista suele mostrar sus sentimientos mediante la espontaneidad, hay unos elementos comunes que se repiten, como la salida, la letra, la escobilla y el final.
Combinado con la música, vinieron los trajes de flamenca, y el baile llegó a su esplendor, y su evolución siguió su curso y aunque cada artista suele mostrar sus sentimientos mediante la espontaneidad, hay unos elementos comunes que se repiten, como la salida, la letra, la escobilla y el final.
La ciudad de Badajoz puede presumir de buen elenco de bailaores que son un símbolo más del flamenco, la máxima expresión de sentimientos, una mezcla de la tradición y evolución de este arte.
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