jueves, 2 de agosto de 2018

IGLESIA DE SAN AGUSTÍN


Los  ermitaños de San Agustín se establecieron en Badajoz en la antigua ermita de “Santa Engracia”, extramuros de la ciudad, durante el reinado de Fernando IV, en el tránsito del siglo XIII al XIV. 
Tras la extinción de la Orden del Temple en 1311, los agustinos ocuparon el edificio que aquella poseía extramuros, próximo a la puerta de Santa Marina, hacia el año 1313 durante el obispado de Gil Colonna. 
En el año 1430 o 1431 el obispo Juan de Morales les permita establecerse definitivamente en la antigua iglesia de San Lorenzo. 
Aquí residirá el convento agustino y levantarán claustros y nueva iglesia, hasta que se produzca la exclaustración y supresión de las órdenes religiosas del año 1820, de todos modos, la iglesia continuará ofreciendo culto, ya que en 1843 se traslada a ella la parroquia de “Santa María la Real”, que sigue existiendo en la actualidad.
En 1523 no debía estar en muy buen estado el edificio de la iglesia que fue de San Lorenzo, pues se levanta de nuevo la capilla mayor por Gome Hernández de Solís, el mismo que construirá más tarde el convento de Santo Domingo, y la convierte en “Patronato de los Caballeros de Solís”. Bajo las gradas del presbiterio está enterrado Fernán Gómez de Solís, duque de Badajoz. 
Sin embargo, la mayor parte de la iglesia y otras dependencias como los dos claustros que tuvo, en el actual Colegio de San Pedro de Alcántara y en la semiderruída, y afortunadamente salvada, “Casa de los Pobres”, se levantaron en la segunda decena del siglo XVII con la ayuda del obispo Juan Beltrán Guevara de Figueroa, donde han aparecido recientemente unos fragmentos de pintura mural que han sido atribuidas a la familia Mures y fechadas en el siglo XVIII.
La planta de la iglesia está formada por una nave de grandes y amplias proporciones, propias del renacimiento, y dos naves más de capillas. El presbiterio forma un ábside poligonal, y tiene un coro alto a los pies que se comunicaba con las galerías altas del claustro. 
La nave está cubierta con una gran bóveda de cañón acasetonada, mientras que el presbiterio, dividido en dos tramos, lo hace el primero con bóveda de cañón y el segundo debió contar con nervaduras góticas, aún hoy marcadas en la bóveda, que se adaptaban perfectamente al sistema de cabecera poligonal. 
También presenta la bóveda del presbiterio una pequeña linterna. Junto al presbiterio, en el lado del evangelio, se encuentra la sacristía con planta cuadrada y cubierta por cúpula sobre trompas y, en el lado de la epístola, una pequeña capilla utilizada en la actualidad como almacén, de planta cuadrada y cubierta con cúpula y linterna.
La iglesia tiene contrafuertes exteriores y cabecera poligonal sobre la que se levanta una pequeña espadaña, una sola torre a los pies compuesta por dos cuerpos, incluido el de campanas, y dos arcos de medio punto en cada frente, presenta la iglesia dos portadas, una a los pies que está cegada, pues a ella se adosó el antiguo cuartel de infantería de San Agustín, y otra en la plaza que da al lado de la epístola. 
Ésta, construida en mármol, es de dos cuerpos y de características puramente clasicistas, el primer cuerpo adintelado está enmarcado por columnas levantadas sobre podiums, con fustes acanalados y capiteles jónicos, sobre le primer cuerpo friso clásico con triglifos y metopas. 
El segundo cuerpo está formado por una hornacina que contiene una escultura de bulto de “San Agustín”, enmarcado por pilastras y frontón triangular con pináculos en relieve, en los laterales del segundo cuerpo y en relieve, roleos decorativos y dos escudos, uno de la ciudad de Badajoz y otro del obispo Fray Agustín Antolínez.
En el presbiterio se levanta un retablo de fábrica pintado de estilo neoclásico que fue trazado por Ángel Busto Hernández en 1818, está formado por un cuerpo, tres calles y un remate. 
El primer cuerpo presenta columnas corintias de fustes lisos y entablamento quebrado, y el remate enmarcado por columnas y frontón triangular quebrado, y está presidido por una imagen de “Virgen Sedente con Niño”, policromada del siglo XVI, y en las calles laterales pinturas al óleo, realizadas por Antonio Lucenqui, que representan a los “Cuatro Padres de la Iglesia”: “San Ambrosio”, “San Agustín”, “San Gregorio” y “San Jerónimo”. En el remate, otra imagen de la “Virgen” policromada del siglo XVI.
A ambos lados del presbiterio están colgadas dos pinturas sobre lienzos con los temas de la “Aparición del ángel a San Pedro en la prisión” y “David vencedor de Goliat”.
Delante de la escalinata del presbiterio, dos enterramientos con túmulos empotrados en el muro con retratos en relieve de los difuntos e inscripciones, y lápidas en el suelo también con inscripciones y escudos nobiliarios. En ellos están enterrados Don Alejandro Bay y Don Juan Antonio de Almesaga, muertos respectivamente en 1715 y 1716. En la Nave del Evangelio  la primera capilla está cubierta con bóveda de nervaduras góticas. El retablo, que contiene las imágenes titulares de la “Hermandad del Santo Entierro”, es de un cuerpo, tres calles y remate. Es de madera policromada y se levanta sobre columnas salomónicas decoradas con hojas y racimos de vid, de finales del siglo XVII o principios del XVIII. 
En el primer cuerpo la imagen de vestir de la “Virgen de las Lágrimas” y, en las calles laterales, dos pequeños relieves en madera con figuras de santos. En el remate, relieve de la “Anunciación” y en el banco una vitrina que contiene al “Cristo yacente” en madera policromada. Sobre la mesa del altar una pequeña imagen en madera policromada de “Crucificado”, de principios del siglo XVII.
En los laterales de la capilla una talla en madera policromada de “Crucificado” con los brazos articulados; una pintura sobre tabla del siglo XVI con el tema de la “Imposición de la casulla de San Ildefonso”, y una pintura al óleo sobre lienzo, de finales del siglo XVI o principios del siglo XVII, con el tema del “Ecce Homo”.
En el suelo de la capilla existe una lápida ilegible con la fecha de 1681.
La segunda capilla está cubierta con bóveda de cañón acasetonada. Retablo en madera dorada y policromada, repintado, de un cuerpo, tres calles y remate, con columnas de capiteles corintios y fustes con estrías helicoidales. En el remate, pintura sobre lienzo entre columnas corintias y frontón curvo. Las figuras del primer cuerpo son modernas.
En el muro derecho de la capilla, pintura al óleo sobre lienzo de una Virgen con Niño entre dos orantes, con marco original decorado con “rocallas”, y firmado por Javier de Mures en 1774. En el muro izquierdo, copia de “San José con el niño” del siglo XIX.
En el suelo de la capilla una lápida funeraria de Don Diego Suárez de Figueroa, con fecha de 1773, que fue dueño de dicha capilla como reza la inscripción.
La tercera capilla está cubierta con bóveda de cañón acasetonada y pintada que remata en la cabecera en una venera apoyada sobre trompas. Posee escudos nobiliarios en relieve en la clave de la bóveda, y otros dos de azulejos talaveranos en el mismo frontal de la capilla bajo las trompas. Retablo en madera dorada y pintada con motivos vegetales y angelotes, de un cuerpo y remate, con columnas de fustes lisos y capiteles corintios de la segunda mitad del siglo XVIII. Está presidido por una talla en madera policromada de “San Antonio de Padua”, y en el barco una pequeña pintura sobre tabla.
A los lados del retablo dos pinturas al óleo sobre lienzo, con marcos octogonales, con los temas de la “Dolorosa” y “Ecce Homo”, obras de hacia la mitad del siglo XVIII, de las que es autor Juan Eusebio de Estrada. En los muros laterales, pintura sobre lienzo de la “Virgen de la Leche” y una imagen de vestir de “Santa Mártir” en madera policromada, ambas del siglo XVIII.
La cuarta capilla está cubierta con bóveda de cañón acasetonada y pintada. Está presidida por un retablo moderno con la imagen de “Santa Rita”.
La quinta y última capilla del lado del evangelio está cubierta con una bóveda de cañón simple. Posee un retablo en madera dorada y policromada con estípites, del siglo XVIII. Presidido por “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro”.
En el muro derecho, pintura sobre lienzo de “Nuestra Señora del Buen Consejo”.
En la Nave de la Epístola la primera capilla, donde se encuentra el Sagrario, está cubierta con bóveda de nervaduras góticas. Tiene un retablo moderno que imita al estilo barroco, con las imágenes en madera policromada de “San Francisco Javier” y “San Ignacio de Loyola”, tallas del siglo XVIII.
En los muros laterales de la capilla, dos grandes pinturas al óleo sobre lienzos, con la “Aparición de la Virgen a San Francisco Javier” y a “San Ignacio”, ambas de la primera mitad del siglo XVIII, con marcos de madera pintados y dorados de la misma época. El cuadro de San Ignacio está firmado por Alonso de Mures en el año 1721, y el de San Francisco Javier un año antes, 1720.
La segunda capilla está cubierta con bóveda de cañón acasetonada y pintada. Retablo moderno. Enterramiento con escudo nobiliario de Don Agustín Cassasola y Mesa, su mujer Doña Catalina Conejo y sus herederos, fechado en 1737.
La tercera capilla está cubierta con bóveda de cañón acasetonada. Retablo en madera pintada con estípites, del siglo XVIII. Está formado por un cuerpo, tres calles y remate. En el banco, “Virgen sedente con el Niño” labrada en piedra, con pintura posterior, de estilo y período goticista. 
En el primer cuerpo, una “Virgen de la Milagrosa”, moderna, entre dos pequeñas pinturas al óleo sobre lienzos de “San Fernando” y una figura de “Santa Teresa”. En el remate pintura sobre lienzo de un santo obispo.
En el muro izquierdo una pintura sobre lienzo de “San Luis Gonzaga”, y en derecho enterramiento con lápida y escudo nobiliario del fundador de la capilla Don Antonio de Morales Contreras, con fecha de 1609.
En el suelo existen otras lápidas mortuorias, de las cuales son identificables las del marqués de Dragoneté, con escudo nobiliario y fecha de 1729, y otra de Fausto Herrera Zapata y Tobar, con fecha de 1790.
La cuarta capilla está cubierta con bóveda de cañón simple. Presidida por un retablo de fábrica pintado de estilo neoclásico, levantado por el mayordomo José Calderón y Gómez en 1820. Tiene un cuerpo, tres calles y remate. En la calle central escultura del “Abrazo místico de Cristo y San Francisco”, entre pinturas de “San Cayetano” y “San José”.
En los muros laterales dos sepulturas parejas con escudos nobiliarios y lápidas, una de Sancho Sánchez de la Rocha y Ulloa, fundador de la capilla que la puso bajo la protección de San Nicolás Tolentino; y otra de Don Diego de la Rocha Ulloa y su mujer Doña María de Mendoza, con la fecha de 1640. 
En el muro izquierdo existe otro enterramiento con lápida, escudo nobiliario y retrato en relieve de Don Gómez de Figueroa de la Rocha y su mujer Doña Ana de Argüello y Carbajal, y su hijo Don Gómez de Figueroa de la Rocha y su mujer Leonor de la Rocha y Figueroa, de la segunda mitad del siglo XVII.
La Cofradía del Santo Entierro y de Nuestra Señora de las Lágrimas ya existía en 1604, y tenía su sede en la desaparecida ermita de Santiago, destruida durante la invasión francesa. Posteriormente se trasladó al convento de los Remedios, de la calle Mesones, y en 1870 a la actual parroquia de Santa María la Real. La imagen de la “Virgen de las Lágrimas” es de finales del siglo XVII. 

Fuente: www.badajozjoven.com

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Video de BadajozDirecto
Viernes Santo en el Interior de la Iglesia de San Agustín, 
 con la entrevista a la Hermana Mayor y con los pasos 
del Cristo Yacente y la Virgen de las Lágrimas 

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