Esta calle a partir del siglo XVI su primer tramo fue llamado sucesívamente, Empedrada, Empedrada del Corregidor y Empedrada Vieja, y desde mediados del siglo XVII, Bodegas o Bodegas de los Padres, apelativo que mantuvo hasta su integración en Corregidores en 1860. Corregidores o antes del Corregidor, fue el que distinguió secularmente al otro tramo, y en 1910 se le impuso el de Soto Mancera.
El nombre de Empedrada indica que contaba con tal pavimento, y que ese era su rasgo más distintivo, lo que a su vez la señala como una de las más relevantes de la ciudad en el siglo XVI, pues cuando en ese momento se le aplica, las demás eran de tierra.
El de Empedrada Vieja es porque en el siglo XVII ya había otras con igual tratamiento, como la vecina Encarnación, pero que ella fue anterior en tal calidad. El de Empedrada del Corregidor identifica ese tramo específico.
El de Corregidores o Corregidor indica que en ella radicaba la residencia de esta autoridad, primera de municipio, lo que la hacía de mayor categoría, quizá, de toda la ciudad.
Los de Bodegas y Bodega de los Padres, por su parte, señala la presencia de este tipo de instalaciones, unas particulares y, a partir de cierto momento, como más conocidas o renombradas, las de los Jesuitas, cuyo convento se situaba inmediato.
El de Soto Mancera se le puso en honor del obispo Félix Soto Mancera que naciera en Zafra en 1849, y que fuera obispo de Badajoz desde 1904 hasta su muerte en 1910, como expresión del cariño que le profesaba la ciudad, pues aunque ocupó en cargo solamente cinco años, realizó una gran labor en favor de los más necesitados que lo hicieron muy apreciado de todos. Pero los otros nombres estaban tan arraigados que durante mucho tiempo se la continuó llamando Bodegas y Corregidores.
Es muy angosta, llana y extensión media, hacia la mitad la atraviesa Montesinos que la divide en en los antiguos tramos de Bodegas y Corregidores. El tramo entre la calle San Juan y la de Montesinos es recto, en tanto que en el siguiente forma curva. Un elemento muy característico fue ese arco de sencilla construcción, que se edificó en 1642 en su conexión con Montesinos para facilitar el paso a los religiosos jesuitas desde su residencia hasta ese edificio que compraron para establecer en él, el colegio, que más tarde sería la Casa de las Aguas y desde 1997 la residencia de estudiantes Julio Cienfuegos Linares, formando uno de los rincones de mayor sabor ambiental del viejo Badajoz. Pese a ello, y como primera actuación del conjunto que en nuestros días han transformado de modo radical todo ese ámbito, en 1992 la Casa de las Aguas fue demolida en grave atentado contra la historia de Badajoz.
Tiene su recorrido desde la Esquina el Rastro hasta la calle San Pedro Alcántara, y acogió en ella una serie de lugares de diversa índole las cuales vamos a sacar sus nombres de nuestra "mochila recordatoria" para no dejarlos en el olvido, tales como:
La sastrería de Antonio Rojas y la de Melquiades, la cerrajería de Manuel García Vinagre, el taller de fontanería de Antonio García "el Lata", la taberna del Micha, el taller de los electricistas Díaz, el Pájaro Verde que regentaba el Sr. Ramon, la drogueria Cabezudo, la herrería de Manolo y Pedro, el almacén de aceites y grasas de Francisco Espada, la peluquería Linares, la pensión de la Sra. Teresa, el Mesón el Arco que regentaba Honorio, un sastre que se llamaba Melquiades, una escuela de niños pequeños que llevaban Dña. Estefania y Dña. María, el taller de Muebles Morales, la consulta del dermatólogo Dr. Barriga, la gestoría de Miguel Guerra, y otros......
Varias imágenes de la calle
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