La calle Encarnación llamada anteriormente de Nicolás Herrera, Hernando Ardila, Sancho Sánchez, Martín Limón, la Limona, Bodegas, Empedrada y Aguadores, hasta 1860 que se le puso su nombre actual, era antes de mayor longitud ya que atravesaba la calle Morales y finalizaba junto a la iglesia de San Agustin, era conocida como un auténtico lupanar de la ciudad, y hoy está recuperada socialmente y reconstruida para servir de paso a la plaza de Santa María que acoge al Museo de la Ciudad.
Se le suele nombrar también como la calle del Burro, craso error, ya que ese nombre era para la calle Norte por dejar los arrieros atados en sus rejas a las caballerías cuando marchaban a las posadas cercanas.
En ella vivió entre otras familias, la de los Chunguitos como ellos cantan en su canción "¡Ay Badajoz!".
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