El 18 de julio de 1963 fué cuando se inauguró el colegio Nuestra Señora de Bótoa, y su primer director Carlos Rodríguez Repiso.
El edificio de la calle Stadium, pronto se quedó pequeño para acoger la gran demanda de alumnos, y en los años 70 llegó a ser el más grande de Badajoz con 50 unidades y se tuvieron que alquilar chalés en la calle Marín de Rodezno e instalar aulas prefabricadas conocidas como "Las Latas" para dar cabida al cada vez más numeroso alumnado.
A los pocos años se levantó el edificio de la calle Cordero y desde entonces el colegio ha estado dividido en dos.
Durante la construcción de este colegio, se empezó a denominar popularmente como "el colegio del hoyo", pues los cimientos junto a la muralla permanecieron abiertos mucho tiempo, se cuenta incluso que fueron utilizados por los contrabandistas para el extraperlo.
Este centro se levantó al mismo tiempo que el que lleva el nombre de la patrona de Badajoz, el de la Soledad, por eso al de Pardaleras se acordó darle el de la copatrona de la ciudad. Y en su honor, el primer claustro de profesores aprobó que se hiciera una talla de la Virgen de Bótoa, que se encargó al escultor Guillermo Silveira y se costeó mediante suscripción popular.
Durante estos 53 años de su vida, por sus aulas han pasado miles de alumnos, hasta tres generaciones de una misma familia en muchos casos y más de 300 profesores, entre ellos, escritores como Jesús Delgado Valhondo, Gutiérrez Casalá, Justo Vila o el que fuera director de Promoción Cultural y actor Carmelo Sayago.
En los años 70 y 80 llegó a contar con hasta cuatro y cinco aulas de Educación Especial y hace más de tres décadas que a sus clases empezaron a asistir alumnos de familias inmigrantes.
Ahora ya está en fase de derribo, la cual comenzó el día 13 de noviembre de 2018, y su lugar quedará vacío para hacer un corredor verde y poder visionar las murallas, desde el Salto de Caballo hasta el Parque de los Sitios.
Adiós a un colegio "de oro".
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